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viernes, 2 de agosto de 2019

Reservoir Dogs: Preámbulo de un futuro genio


Aprovechando el próximo estreno de "Once Upon a Time in Holllywood" voy a estar escribiendo reseñas de toda la obra de Tarantino. Obviamente, serán cronológicamente, así que hoy trataremos su primer filme:


Reservoir Dogs: Preámbulo de un futuro genio

Cuando Quentin Tarantino estrenó en 1992 su ópera prima (Aunque ya realizó un mediometraje con anterioridad) su nombre corrió como la pólvora, ¿Quién era ese videoaficionado que con una sola obra desafió a las grandes productoras, cosechó 15.000.000 de dólares y unió a la crítica y al público?
Sin introducirnos en biografías, Quentin fue un joven emprendedor, empujón clave en el cine independiente americano con su ópera prima, de la que tratamos a continuación:


Reservoir Dogs puede que sea una de las películas más importantes en la historia del cine, y clave en la filmografía de Quentin Tarantino. Esta obra comenzó con un presupuesto de 30000 $, cosechados de la venta de un guión titulado "True Romance", del que salieron dos películas (tal vez las tratemos en algún momento). La preproducción de Reservoir Dogs contaba con un grupo de amigos cinéfilos capitaneados por Quentin que se disponían a rodar la película en 16 mm y de forma bastante... deplorable. Por suerte, el guión de "Reservoir Dogs" llegó a manos de la esposa de Harvey Keitel y del productor de cine casero Monte Hellman. Este último, decidido a producir la película, le otorgó una lista con 10 actores, y por cada uno le otorgaría a Quentin un millón de dolarés de preproducción, alegre de que no hubiese muchas esperanzas de conseguirlo. Lástima, Monte, que Keitel ya hubiese leído el guión y se lanzase al proyecto de cabeza.


Curioso es la situación en la que Keitel conocío a Tarantino: tras leer el guión, Keitel invitó a su casa a Quentin para discutir ciertos detalles -¿Harvey Ki-tel?- pregúnto Quentin -No, se pronuncia Kai-tel-. Quentin comió bastante de lo que Kai-tel le ofreció, mientras este le acrbillaba a preguntas. Confuso sobre como Quentin se sumergió en los suburbios de Los Ángeles y desarrolló personajes tan callejeros, este respondió -Veo cine-. Al proyecto se fueron sumando nombres, entre ellos, los de algunos secundarios ya reconocidos como Steve Buscemi o Michael Madsen, y algún veterano como Lawrence Tierney.
Tras ciertos contratiempos de rodaje (peleas de borrachos, falta de vestuario, un Tim Roth que casi se ahoga en sangre falsa) la película logró estrenarse y cosechó bastante tanto en crítica como en audiencia. Muchos la han comparado con "The Sting" (1973) y ambas son las mejores películas sobre atracos jamás rodadas. Indudablemente, Reservoir Dogs es crucial en la historia.

 
Reservoir Dogs es la mejor ópera prima jamás filmada: el ajuste del presupuesto se resuelve de forma muy elegante en ciertas tomas, como la huida de los señores Blanco y Naranja o la tortura al policia. También juega un papel importante la escenificación: cada sitio donde se hallan los personajes nos dicen algo de ellos. Y sin sus actores, los personajes se quedarían en burdas líneas de un guión muy bueno: Harvey Keitel remite a sus mejores tiempos junto a Scorsese, Michael Madsen deslumbra con una faceta que ni el conocía (casi se desmaya durante la tortura), Tim Roth agudiza su actuación con una gestualidad muy Jim-Carriana, Chris Penn denota odio y simpatía a partes iguales, y por sobretoda las cosas, Steve Buscemi se lleva la palma: un personaje entre su sicario de "Fargo" (1996) y su simpático (de nuevo) atracador de "Big Fish). Pero sin duda alguna, es el guión donde reside la magia: si bien y nos detenemos, el guión es francamente sencillo, Tarantino oculta aquello más apasionante en las situaciones más confusas. La definición de cada uno de sus personajes se lleva a cabo en la discusión de los nombres, en la discusión de las propinas, en la discusión sobre mujeres negras, en la discusión sobre el traidor... En definitiva, es en el caos donde hallamos el orden. Puede que el Sr. Blanco parezca un buen tio cuando revisa la libreta de su jefe en el restaurante, pero ante la mínima, no dudará en sacar su arma cuando se le insinua que podría ser el traidor. El Sr. Rubio otorga una impresión de hombre silencioso, incluso solitario, que tras conocer los estragos carcelarios se ha aislado. Nada más lejos de la realidad. No desaprovecha la situación de aglomeración para disfrutar de las formas más sádicas, tal vez remitentes a un mundo infantil, donde el es el centro de todo. Por eso su personaje roza (a las buenas) con el de Eddie el amable. Ambos protegidos por un ente superior (Joe) se siente intocables, y pueden dar rienda suelta a sus fantasías más infantiles.               
El Sr. Rosa es una persona ordenada, confenida a sus ideales, pero cuando la situación se complica, se altera a niveles desorbitados.
El Sr. Naranja es quién más misterios ocupa... Él debería ser el bueno, el justo, el polícia que se infiltra para acabar con los ladrones... Pero poco a poco su personalidad se va transformando. Cuando llega al restaurante para charlar con el personaje de Randy Brooks, su actitud es de satisfacción, seguridad y simpleza. Sabe muy bien a lo que va y que debe hacer. Sin embargo, parece que el mundo del crime le va atrayendo. Se desquicia tanto como el resto de personajes al ver la situación de peligro (Sr. Rosa), levanta la voz si alguien insinua algo contra su persona (Sr. Blanco) y se comporta como un niño cuando necesita atención (Sr. Rubio), aunque, en este último, sea más bien el miedo que tiene a la muerte lo que le acerque a la infancia, pues si recordamos, su actitud con el Sr. Blanco se vuelve más afectuosa cuando esta herido. Necesita cariño, sentirse mimado, no tanto ser una figura egocéntrica e importante como el Sr. Rubio. 
También es curioso como estos personajes se alejan de los arquetipos de perfectos ladrones, inteligentes y perspicaces para ofrecernos una visión más humana (y por qué no decirlo, también cómica sin caer en la autoparodia o en la estupidez) en la que, antes de un atraco, se sientan a hablar del significado de las canciones de Madonna o de si se debe o no dejar propina, al igual que discuten con el reparto de pseudónimos. Respecto a este último punto, retrocedamos a la conversación de Madona; lo vemos también en futuros trabajos, como en Pulp Fiction, que el director, o mejor, guionista (así sí) gusta de meter detalles de la cultura popular en sus obras, introduciendo al espectador en un interesante juego que le hará encariñarse con los personajes, al comprobar que estos viven en un mundo real, en el que poseen gustos y fobias. Ligado a esto se halla el uso de un lenguaje coloquial y soez, característico de sus films, porque quiere explotar ese sentimiento de vínculo entre el espectador y el personaje. Además, está la cantidad de referencias escritas que nos encontramos; incluso en su momento Tarantino fue criticado porque muchas de las conversaciones de los personajes de Reservoir Dogs fueron conversaciones reales entre él y sus compañeros de trabajo.
Retomando el tema de los personajes, Tarantino se esfuerza mucho e innecesariamente en aportarnos detalles sobre la vida de estos, que pueden hacernos distraer del momento. Este uso de la máxima definición deja poco a la imaginación del espectador. Por suerte este problema aún presente en toda su obra va disminuyendo. En definitiva, me refiero al hecho de dar demasiados datos sobre las figuras centrales, cuando ni siquiera nos muestra el desarrollo del atraco. Esto puede resultar útil en el contraste de personajes, de algunos, como el Sr. Blanco conocemos hasta su apellido, mientras que de otros no. Sin embargo, en un futuro podrán ser utilizados jugosamente para hacer caer al fan en un complicado rompe cabezas de referencias (Véase el apellido Vega o la marca “Red Apple”).


Puede ser interesarte detenernos en una cuestión ya citada: ¿Por qué no vemos el atraco? Bien, puede ser algo en cierta medida criticable, pero, sin el atraco, la película gana muchísimo. Este filme se supone que es una obra de atracos... sin atraco. El hecho de no desvelarnos lo sucedido hace trabajar a nuestra mente para representar esas escenas y sacar nuestras conclusiones. De hecho, todo lo que sabemos del atraco viene de la breve conversación entre el Sr. Rosa (quién aporta la mayoría de detalles) y el Sr. Blanco, quién va alternando diversas cuestiones e incógnitas. Es en esta escena donde nos sentimos identificados con un personaje, con el Sr. Blanco: deseamos saber más, que ha sucedido, como ha sucedido, quién ha muerto y quién ha sobrevivido. En definitiva, la no existencia del atraco genera un climax de suspense mucho mejor que si se nos lo hubiese mostrado, y ahora bien, ¿cuantas películas de atraco muestran el atraco? Pues eso. He ahí la diferencia entre una obra maestra y una bazofia.


Hablando de morir o vivir, me gusta como Quentin se deshace de los personajes que no le aportan nada a la trama, o que no han encontrado su hueco en ella. Me refiero al Sr. Azul y al Sr. Marrón (interpretado por el mismo) por supuesto. Esta estratagema la veremos más adelante: aunque su papel es verdaderamente crucial (forman parte de un atraco) no tienen la suficiente gracia como para desarrollarlos. De igual manera, la cinta no cuenta con ni una sola línea de diálogo dicha por una mujer, algo bastante inusual... Sin embargo, las escenas eliminadas si cuentan con una mujer:


Ahora bien, ya no es solo el desarrollo de sus personajes: Reservoir Dogs destaca por la narrativa fragmentada; Quentin escribió un guion claramente fragmentado en el espacio-tiempo y con ligeros y sutiles saltos narrativos nos introduce escenas que sucedieron días antes en medio de la acción del momento. Claro ejemplo es la salida en escena del Sr. Rosa para irrumpir con unas páginas de diálogo entre el Sr. Blanco y Joe Cabot situadas meses antes. Esa habilidad de Tarantino para reordenar los hechos como a él le apetece (no hay otra palabra) también la podemos presenciar en torno al final: cuando el Sr. Naranja revela su identidad a Marvin, el policía torturado durante el “Stuck in the Middle with you” de Stealers Wheel (otro gran aspecto del guion es la introducción de temas musicales en determinadas secuencias), retrocedemos meses en el tiempo para presenciar, esta vez sí, en orden cronológico y desde el punto de vista del Sr. Naranja, como se va formando el grupo de anormales ladrones. Inclusive nos narra a la perfección una anécdota sobre venta de marihuana a través de varias escenas, que ya no reside su complejidad en el montaje, si no en el uso del espacio-tiempo, al mostrarnos un monólogo partido en varios escenarios. Comienza narrándolo el Sr. Naranja para si mismo en su casa, continua con Joe Cabot, su hijo y el Sr. Blanco en el bar y finaliza con la supuesta escena de los lavabos que no es más que el fruto de la imaginación del Sr. Naranja. Como dato curioso, tal es la obsesión de Tarantino por detallar al máximo sus diálogos que, si el espectador revisiona esta parte ahora comentada del film (En V.O), verá una curiosa errata al dirigirse Eddie Cabot al Sr. Rosa como tal en su coche, cuando se supone que van a la reunión para dar nombres. Tarantino sin querer se adelantó a una escena posterior. Una pena que en sus últimos trabajos no explote tanto el tema de narrativa rota como lo hizo al comienzo de su carrera.
Y este recurso no es meramente embellecedor: con el vamos repasando las situaciones de cada protagonista en los momentos previos y posteriores al atraco -organizamos las ideas-; empezamos recordando tanto lo más cercano -huida del Sr. Rosa- como lo más lejano -entrevistas con Joe del Sr. Blanco y del Sr. Rubio- para por fin acercarnos a la cuestión: el pasado del traidor. Esta disposición esta muy trabajada, muchísimo más que en sus siguientes películas.
Y no quisiera adelantarme a mi próximo post, pero la clave de la diferencia de éxito entre esta y su sucesora "Pulp Fiction" es que la narrativa fragmentada se convierte en una historia cruzada.


Podriamos estar posts y posts explicando porque Reservoir Dogs es una película esencial en la historia del cine (y citando todas las referencias de la cinta y discutiendo sobre su supuesto plagio), pero podremos condensarlas: la opera prima de Quentin presentó al mundo un nuevo estilo narrativo nunca antes visto, ¡nunca! que desde entonces es usado y reusado y requeteusado por las nuevas oleadas de cineastas... Oleadas que tienen en alta estima a Quentin, y no es para menos, porque con esta película, y sobretodo con Pulp Fiction, Quentin demostró al mundo del cine que no necesitas cientos de millones para crear grandes películas. Que el cine independiente puede ser un gran aliado de las productoras... o un gran enemigo.
Con esta obra Quentin no hace una película de atracos: Quentin Tarantino hace una película de desarrollo psicológico, de tramas mentales, de diálogos reveladores. Es un ensayo sobre la desesperación y la lucha entre/de los hombres.
Asi mismo, Tarantino demostró que un buen guión y un elenco minucioso pueden serlo todo para conectar con el espectador. E inició la etapa del thriller noventero, que tantas maravillas nos ha dado.
Por todo esto, me atrevo a decir que Reservoir Dogs es una de las películas más importantes de la historia, y el punto de no retorno para la carrera del mayor genio cinematográfico de la historia.


Pibón del Barroco

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