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lunes, 12 de agosto de 2019

Django Unchained: Entretenida revisión vengativa del Oeste

Django Unchained: Entretenida revisión vengativa del Oeste

El éxito mundial que supuso "Inglorious Basterds" (2009) volvió a elevar el nombre de Quentin Tarantino como la espuma, y de hecho, no ha vuelto a bajar: su siguientes proyectos y su tan esperada novena película han mantenido el nombre del cineasta en lo más alto. Aunque sus últimos filmes son bien recibidos por crítica y público y no incitan tanta polémica como antaño, muchos se preguntan si verdaderamente son tan buenos como parecen. Y no es para menos, pues con Django Unchained pasa precisamente eso:
Quentin, amante del oeste (y concretamente del mediterráneo) desde su infancia (asegura que su película favorita en general es "Il buono, il brutto, il cattivo"  de 1966, obra maestra de Leone y del cine, a pesar de lo que diga el gilipollas de Boyero) siempre se ha apreciado de introducir elementos del género en sus películas, como en "Kill Bill" (2004) o "Inglourious Basterds" (2009). Obviamente, no tardaría en realizar una película del oeste en su plenitud, y no una, si no dos, pero "The Hateful Eight" (2015) la dejamos para otro día, hoy nos ocupa el tiemo Django Unchained, que aquí fue renombrada como Django Desencadenado.


La séptima película de Quentin Tarantino supuso un largo y angustioso proceso para el cuál se necesitaron 100.000.000 de $. Quentin deseaba realizar un "spaghetti western" protagonizado por negros para narrar la esclavitud desde un punto de vista puramente cinematográfico, con disparos y latigazos a bocajarro. Tras finalizar el guión se lo presentó a "The Weinstein Company" y esta lo produjo junto a "Columbia Pictures".
El rodaje se vió marcado por varios acontecimientos trágicos, como accidentes y defunciones. La más sonada, la del director de arte J. Michael Riva. Dos años antes había muerto Sally Menke, la excepcional montadora de nuestro hombre, por lo que en esta ocasión el montaje lo capitaneó su ayudante, Fred Raskin, y aunque no es del todo malo, si deja entrever que la película echa de menos a Menke.
Para el reparto Quentin escogió a Christoph Waltz por delante de los demás, de hecho, el personaje de Kign Schultz se lo escribió expresamente para él. Jamie Foxx como Django no fue la primera opción, sino Will Smith, pero este no estaba por la labor de que su personaje no matara al antagonista, el despiadado personaje de Leonardo Di Caprio en una de sus mejores actuaciones. Lo completan un Samuel L. Jackson escalofriante con el que el director no rodaba desde el 2004 (sin embargo prestó su voz para la narración de "Inglourious Basterds" (2009)). Para el diminuto papel del esclavista Billy Crash se pusieron sobre la mesa los nombres de Kevin Costner y Kurt Russell, pero finalmente fue el acertado Walton Goggins el encargado en representarlo. Kerry Washington repitió como mujer de Jamie Foxx tras la emocionante biografía del músico Ray Charles en "Ray" (2004). Otros nombres que sonaron para el proyecto fueron Sacha Baron-Cohen y Joseph Gordon-Levitt, pero el reparto se completó con Don Johnson, Michael Parks y los cameos de Jonah Hill y Franco Nero.


La película nos traslada al sur de EE.UU poco antes de iniciar la Guerra Civil: un convoy de esclavos es detenido por el dicharachero dentista King Schultz, que no es más ni menos que un cazarrecompensas que busca a un esclavo proveniente de una plantación en la que trabajaron tres sanguinarios hermanos. El Dr. encuentra al esclavo que buscaba, Django, y le promete la libertad si le ayuda a capturar al trío. Juntos se dirigen a la plantación para darles caza, pero acabarán siendo perseguidos por el mismísimo Ku Klux Klan.
Hasta aquí la película presenta una narración frenética y de puro entretenimiento, sin decaer en ningún momento y con agradables momentos de reposo donde surgen los más puros diálogos del guionista tras la cámara. Las situaciones de esta primera parte de la película son bastante discernidas a las de la segunda, con momentos absolutamente geniales y ligeros, vease, por ejemplo, el ya comentado en millones de ocasiones: la persecución del Ku Klux Kan. A parte de introducir un elemento juzgante en el film (la prevalencia, importancia y poder de la organización supremacista que hasta día de hoy se mantiene en EE.UU) también sirve como antesala cómica a una parte más drámatica y lenta. El diálogo es tan sumamente genial que dan ganas de verles discutir horas y horas. Realmente agradable el cameo del cómico Jonah Hill.


Tras ese encontronazo, la pareja continua su aventura. Un montaje de entretenimiento sirve para separar la parte ya comentada de la que esta por venir. Realmente es una secuencia entretenida, pero que se alarga demasiado. Por ejemplo, la escena en la que el Dr. obliga a Django a disparar contra un hombre que se hay junto a su hijo es totalmente prescindible y solo sirve para que esto mismo se lo replique más tarde Django al doctor. 
A continuación, viajan hasta Mississippi, donde van en busca de la esposa de Django, pero el doctor sabe que nadie vendería un esclavo por trescientos dólares sin necesidad alguna, así que se hacen pasar por aficionados a las peleas de mandingos para comprarle a enérgico propietario de la plantación de la esposa de Django un negro por 12.000 $. Obviamente, las verdaderas intenciones de nuestros héroes son descubiertas y les obligan a pagar esa cantidad por la mujer.
Esta segunda parte se ve marcada por las soberbias actuaciones de Leonardo Di Caprio (puede que su mejor papel tras el egocéntrico Jordan Beelfort de "The Wolf of Wall Street" (2013)) y un Samuel L. Jackson verdaderamente despreciable, que logran eclipsar a nuestros protagonistas. Es célebre la anécdota en la que Di Caprio rompió una copa con la mano y continuó su actuación, hasta que se finalizó la escena: lo que vemos en pantalla es la sangre de Di Caprio.
Sin embargo, este tramo se vuelve lento y pesado desde el sofocante viaje de nuestros protagonistas hasta la plantación, que no ofrece más que vistosos planos de lo verde que resulta el condado de Chickasaw, Mississippi. Si no fuera por las actuaciones, la película se derrumbaría por completo en estos instantes. Samuel L. Jackson aporta una naturalidad a su personaje que mejora bastante los diálogos sobre porqué o no debería dormir Django en la casa grande. De igual manera, la cena sería bastante tediosa sin los despreciables comentarios de Monsieur Calvin J. Candie, y es que los diálogos y frases aquí elaborados no se cuentan entre los mejores de Quentin. Simplemente, sus actores supieron darles vida. En definitiva, el tiempo va pasando y la película decae.


El desenlace resulta agotador: uno viene de dos horas de película que van decayendo, haciendose pesadas hasta que por fin, Django retoma su venganza. No sin antes un intenso parloteo con unos mineros (el propio Tarantino es uno de ellos) y un montaje con una música nada pegadiza en la que regresa a la plantación y liquida a todos los leñadores para salvar a su amada. Ya por fin, consigue entrar en el edificio, colocar la dinamita y asesinar a los capataces restantes. No sin antes inflingir una angustiosa tortura al personaje de Jackson. Hay que decir qué, en esa instancia, el montaje es preciso, encajando la música con el desfigurado rostro de Jackson y la llama carcomiendo la mecha de dinamita. Ya por fin y tras unas gracietas de caballo, la película finaliza con la sintonía de "Lo chiamavano Trinità..." (1970).
Y así como empezó, finaliza la cinta. Te quedas igual. Has visto un film puramente entretenido hasta cierto punto con unas grandes actuaciones pero que no ofrece más. No hay una complejidad narrativa, ni un montaje preciso, ni una gran bso ni un final trepidante (pues va escalando poco a poco). Ves un buen film, pero desde luego no una de las obras maestras de Tarantino. La bso se compone principalmente de temas afines al género Western y con algunas canciones notables, pero la introducción de algunos temas descuadra completamente el soundtrack del film. La fotografía es notable, y nos retransmite a ese ambiente cálido y sudoroso de la esclavitud. Sin embargo, poco más puedo decir de una cinta con un guión sumamente simple que sería muy inferior si no estuviese en boca del elenco escogido.


Aún con todos los defectos con los que cuenta, el ser un film de puro entretenimiento es siempre la idónea para iniciarse con Tarantino (descontando la opción cronológica, claro) y con la que la mayoría de los jóvenes como yo nos hemos iniciado en la filmografía de nuestro hombre. 
Hasta día de hoy se ha hablado de la película, de hecho, hace no mucho surgió un rumor que ya surgió en su día tras la publicación de unos comics basados en el film: que Quentin podría rodar un crossover entre Django y "El Zorro". Puede que suceda, pero lo más seguro es que no. Sin embargo, siempre podremos revisar Django o si queremos acercarnos más al oeste visualizar su siguiente película: "The Hateful Eigth" (2015):


Pibón del Barroco

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