Buscador

lunes, 5 de agosto de 2019

Pulp Fiction: Temprana y eterna consagración



Pulp Fiction: Temprana y eterna consagración

"Reservoir Dogs" se estrenó en enero de 1992 en el Festival de Sundance, y a este le siguieron otro tantos que proyectaron la película. Durante las aventuras en Europa de Quentin y compañia visitaron los Países Bajos, donde Quentin residió una temporada: se aisló en una habitación de hotel para componer su próxima obra, que ya había planificado con anterioridad. Pulp Fiction iba a ser en su origen una serie de tres historias singulares cada una dirigida por un cineasta. Quentin ya había configurado la trama de un matón a sueldo que saca a cenar a la chica de su jefe, y su amigo Roger Avary compuso la inolvidable historia de un reloj que visita más anos que muñecas: sin embargo, la tercera historia traía sin cabeza a Quentin, por lo que al fin decidió recomponerlas todas (en mayor o menor medida) y dirigir el mismo el largometraje. A esto se sumaba la decisión de dejar fuera del proyecto a Avary, lo que más tarde le ocasionaría no pocas polémicas.
El guión fue pasando de la mano de Quentin y su amigo y productor Lawrence Bender a varias productoras en medida reconocidas, hasta que al final la película la produjo el mismo Danny De Vito con la colaboración de Harvey Weinstein, jerifalte de MIRAMAX  © (Subyegado de Disney ©) quién aportó más millones al enterarse del interés de actores como Bruce Willis por participar en la cinta. Y es que, poco a poco, Quentin reuniría a su elenco más "pulp": a sus ya habituales Harvey Keitel y Tim Roth se unían Samuel L. Jackson, Vingh Rhames, Eric Stolz, Cristopher Walken o el mísmisimo John Travolta. Uma Thurman encabezaba el reparto femenino con las actuaciones de Amanda Plummer, Rosanna Arquette y Maria de Medeiros. La película contaba con cameos de Steve Buscemi, Angela Jones, Paul Calderon y el mismo Quentin.

La película tal y como se proyecta se inicia con un preludio encabezado por dos atracadores: el que antaño era el Sr. Naranja y ahora con pareja. Cuando la cámara se congela aparecen los títulos de crédito y comienza la historia de un par de asesinos a sueldo aficcionados a las hamburguesas y que deben recuperar un maletín para su jefe. La tensión sexual se presenta entre los personajes de Travolta y Thurman, pero será rapidamente abruptada por una intoxicación de drogas de ella. Para salvarse el pellejo, el personaje de Travolta debe recurrir a un amigo traficante. A punto de perder su libertad también se haya el personaje de Willis, un boxeador que engaña a su jefe (jefe también de Travolta y Jackson) para huir con el dinero de unas apuestas. Lamentablemente, las cosas salen como el culo y ambos verá peligrar su... integridad física y moral. El relato finaliza con el principio, cuando los asesinos a sueldo (Travolta y Jakson) deben resolver un imprevisto.
La historia criminal de Quentin brilla por su guión (obviamente) que resuelve una historia criminal enlazada por uno o dos personajes a una serie de capítulos aislados que componen la trama. Si bien, yo no diría que ni es una película de vidas cruzadas ni historias cruzadas, tampoco utilizaría el término "cruzadas/cruzar" pues considero que solo hay un momento en la trama donde dos historias coinciden (el preludio y la situación con Bonnie). Definiría más bien a este argumento como "historias enlazadas", por lo que acontece una y sucede la otra. Y esto si resulta verdaderamente original. Quentin se acercaría más al concepto de historias cruzadas con "Inglourious Basterds" (2009), y aquí optaría más bien por el término "historia paralelas". Sea como fuere, el resultado fue una de las mayores sorpresas de aquel año, no me malinterpreten, se habían acometido narraciones similares en el cine en películas anteriores pero ninguna comparada con la efectuada por Quentin: las historias de Pulp Fiction conectan tan bien y resultan tan perfectamente colindantes que sorprenden y confunden.
Pulp Fiction no supone un analisís de personajes tan profundo como lo fue "Reservoir Dogs" (1992) pues se centra en los hechos y las situaciones: más bien, diría que Pulp Fiction resulta una película que busca a Dios y que pone especial enfasís en el destino. Para sostener esta conjetura, desgranemos el argumento cronologicamente:
Vincent Vega y Jules Winfield son dos matones a sueldos, dos ángeles o sirvientes de una figura superior como es Marsellus Wallace. Una figura casi divina, a la que no vemos la cara hasta que su poder se ve debilitado (a continuación llegaremos). Ambos acatan sus órdenes a pesar de ciertas discrepancias (como el asunto de Antoine Rocamora). Ambas figuras tienen sus sendas y viajes personales: Vincent ha viajado durante tres años por Europa, afincandose con regularidad en Ámsterdam. Sin embargo, de su viaje no ha sacado conclusiones trascendentales. En cambio Jules, si: su viaje da inicio cuando un hombre del que no tenían en cuenta les dispara a quemarropa, y todos los tiros fallan. Este acto es presenciado por Jules como una intervención divina y surge una disputa entre ambos amigos que finiquita con la muerte del rehén que transportaban. Casi se diría que todo esto resultaba predemitado, para que al final, Jules acabase en el mismo lugar y momento que una pareja de atracadores. He ahí la recta final de su viaje, el atraco: cuando el personaje de Roth le obliga a abrir el maletín (que no es más que un simple McGuffin del que no hablaré más) Jules aprovecha para retenerle y sermonearle con un ficticio versículo. Jules ha finalizado su senda y ha sacado conclusiones claras que le invitan a despojarse del mal y viajar por el mundo. El destino y porqué no, Dios, le han puesto ahí para ser el verdadero pastor y Pumpkin no es más que otro débil sometido a los pecados del mundo.
La historia sigue al llegar al garito donde se hayan Marsellus y Butch. Marsellus actua como el poder superior que resulta para trazar el camino de subordinado Butch. De igual forma, Marsellus encarga a su hombre de confianza Vincent la tarea de sacar a Mia esa noche. Obviamente la tarea se complica, y el destino precede que Vincent compre drogas y estas lleguen a manos de Mia, que cree que en vez de heroína, lo que su amigo lleva es cocaína. La historia acaba donde comienza, en la destartalada casa de Lance. De hecho, ese lugar es un oráculo, una iglesia, un santuario: Vincent acude cuando debe relajarse, cuando debe hallar paz (con las drogas en este caso) mientras que la segunda vez que acude es para solventar la situación, para rezar diríamos. El personaje de Lance funciona en este caso como un intermedario entre lo divino y lo mundano: conoce a Marsellus, sabe de su poder (conoce a Dios, diríamos que Lance es un sacerdote) y también conoce a Vincent, su amigo, al que debe ayudar (los fieles). Incluso Jimmie resultaría algo similar, pero con un vínculo más reducido.
La historia del destino, del honor y el deber es por excelencia la tercera: Butch va a la guerra. Su guerra personal, tal como lo hicieron su padre, su abuelo y su bisabuelo en Vietnam y respectivas GsMs. Ahora le toca a él, y su puesta en marcha se refiere a un objeto que idolatra, por el que dos de sus tres ancestros han muerto y por el que muchos hombres se han movilizado. Que Fabienne no cogiese el reloj no fue un error, fue una prueba divina para trasladarlo a una situación crítica (más aún que "un negro en su bol de arroz"). Obviamente, el destino juega una mala pasada, y al ir a recoger el reloj se tropieza con su jefe (al que por primera vez vemos la cara, elemento que nos hace entrever que la situación le rebaja a una posición inferior) y ambos acaban en una tienda de sodomitas. Ahora Butch debe escoger su camino: salvar a su posible asesino o marcharse. El destino ya ha trabajado suficiente.


No solo dios y el destino resultan esenciales: todos los personajes acatan las órdenes por fuerza de voluntad, por su propio honor y no su deber. Así pues, que Vincent salve a Mia no solo se debe a que Marsellus se lo ha encomendado, si no a que siente atracción por ella y considera que debe protegerla. Jules habría "pegado un tiro" a Pumpkin en otra ocasión, pero en ese momento su conexión con Dios se agudiza y siente el deber de dejarle marchar. Butch puede elegir, pero es más consciente de la salvajada de la situación que el mero hecho de que salvar a su jefe le otorgue beneficios futuros.
Así, aunque los personajes estén excelentemente tratados y evolucionan de manera interesante, no presentan esa complejidad psíquica de "Reservoir Dogs". Pulp Fiction es más bien una epopeya divina, que habla de los valores más cercanos a la fé y cuya trama responde al destino.


Dejando de lado este chute de misticismo, Pulp Fiction se acentúa gracias a las actuaciones de sus protagonistas: un Travolta rejuvenecido, un Bruce Willis en su mejor momento (tiempos de "Twelve Monkeys" (1995) o "The Six Sent" (1999)), destacable Uma Thurman y sobretodo, personajes estelares de Samuel L. Jackson y Harvey Keitel. Puede que de este último, su trabajo de "El Lobo" sea el mejor de toda su carrera, y eso que su participación en la película es bastante breve (al igual que la de Tim Roth).
En cuanto al diálogo, a pesar de sus frases ingeniosas y de pecar de forzado en algunas ocasiones, resulta entretenido y ha quedado grabado en la mente de millones de espectadores. Todos recuerdan las líneas sobre hamburguesas o el piloto de Mia.
En una visión más fílmica, la historia de "La Situación con Bonnie" resulta la más entretenida sin lugar a dudas: "Vincent Vega y la esposa de Marsellus Wallace" se entorpece, sobretodo en su intermedio, a breves instantes del famoso concurso de baile (baile inspirado en otros, como el presente en "8½" de Federico Fellini (1963) e incluso sutilmente en el de "The Aristocats" (1970)). La historia del "Reloj de Oro" puede ser cansina con la presencia de la inútil novia de Butch, Fabienne (lograda interpretación de Maria de Medeiros) y sus momentos álgidos son el monólogo anal de Cristopher Walken y la resolución del conflicto.
La dirección de Quentin va sumando puntos a medida que avanza su filmografía: en Pulp Fiction, el rodaje más sobresaliente resulta en los largos planos que siguen a los personajes, como cuando Vincent entra en el restaurante o Butch se dirige a su casa. No faltan planos y referencias a otras películas, como "Psicosis" (1960) obra maestra de Alfred Hitchcock e inspirador (en menor medida) de nuestro director.
Pulp Fiction no es un sinsentido de plagios como sus mayores detractores hacen creer, pero tampoco es la obra maestra de Quentin Tarantino. Me atrevería a decir que no es ni su segunda ni tal vez su tercera mejor película. La obra es forzada y aburrida en determinados momentos y el significado divino no traspasa tanto como la personalidad de los maleantes de "Reservoir Dogs".


Pero no quisiera transmitir a mis lectores esa falsa sensación de que Pulp Fiction es una mala película: es una obra brillante, pero más brillante aún resulta que sea una película de tanta trascendencia cultural. Si bien "Reservoir Dogs" es crucial en la historia del cine y la prebase a la obra de Quentin, Pulp Fiction son los cimientos de toda su carrera. Pulp Fiction fue un acontecimiento único en la historia del cine: recaudó más de doscientos millones de dólares y fue la primera película independiente en superar los cien millones de recaudación. Pulp Fiction ha inspirado a nuevas oleadas de cineastas y con su estreno se lanzó la carrera de algunos de ellos tan importantes como David Fincher, Paul Thomas Anderson o San Mendes, que en menor o mayor medida Tarantino influyó en ellos. La película cuenta con toda una ola de cultura popular a su alrededor y se ha convertido en un referente de millones de aficionados al séptimo arte en torno a todo el mundo. Pulp Fiction es, por lo tanto, la obra más popular de Quentin Tarantino.



Pibón del Barroco

1 comentario: