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miércoles, 3 de junio de 2020

SPOILERS Crítica MdT "Deshaciendo el Tiempo" (4x05)


En ocasiones, en las obras de ficción que incluyan viajes temporales, viajar a un episodio o pasaje de la misma obra puede ser una apuesta arriesgada: o quedar un galimatías espacio-temporal sin pies ni cabeza, o queda una obra redonda, perfecta, que no desvirtua la esencia del argumento pero innova. Eso mismo ha pasado con el quinto capítulo de la cuarta temporada de "El Ministerio del Tiempo".Un episodio que se aleja de los cánones estructurales del resto aportando algo fresco y novedoso así como heredero de episodios similares, que rompían la idea de un viaje de ida y vuelta, como "El Tiempo en sus manos" o "Hasta que el Tiempo nos separe".


En el capítulo anterior veíamos como una misteriosa máquina a manos del perverso Díaz Bueno raptaba a Lola Mendieta. En este capítulo, Pacino hará lo posible para evitarlo, un capítulo que se lo lleva de lleno Hugo Silva en una interpretación llena de matices, alejadas del cañí que desprendía siempre su personaje y aportándole un drama magistral. A él se le suma el personaje que conocimos en el segundo capítulo, Carolina, interpretada por Manuela Vellés, que supone un soplo de aire fresco tras llevar a la extenuidad los personajes de Irene y Lola, y con total gracia y acierto protagoniza una de las mejores escenas ya no del capítulo, si no de la temporada: su encuentro con su otra yo. Porque a veces, el amor propio es más importante que cualquier otra forma de amar, como bien se demuestra cuando finalmente Pacino debe dejar que el tiempo vuelva a su curso.


Y es que, su ímpetu por rescatar a Lola le lleva a reescribir el tiempo tres veces, dándo tres resultados atronadores y que, por supuesto, solo recuerdan él y Carolina (que había sido ordenada por Irene en la línea temporal normal que vigilase a Pacino). Primero, al evitar que Lola viaje, Alonso y Julián son asesinados por la banda de Díaz Bueno, lo que deja a todo el Ministerio desolado. Tras remedir esto, Alonso y Julián son raptados por Díaz Bueno en una segunda línea temporal, y al retroceder al pasado les convierte en niños, lo que es un desastre para el futuro, claro. La pobre Elena ahora tiene que hacer de madre tanto de su hija como de su marido. Y finalmente, intentando atajar el problema de raíz secuestrando a Díaz Bueno, el Ministerio explota por una bomba colocada tiempo atrás (en cualquiera de las líneas temporales) por su banda. Todo un ejemplo de la más magistral ciencia ficción, de un buen guión y una catarata de originalidad.


Y todo sin necesidad de misión, de realizar escenarios y personajes nuevos para otro capítulo. Aprovechando ese as en la manga que no habían gastado, de dar un "Regreso al Futuro 2". ¿Era una apuesta arriesgada? Muchísimo, pero el resultado merece la pena. Y al final se demuestra lo dicho anteriormente: amar también es dejar ir. El capítulo nos da otra lección, que aunque presente en toda la serie, se acentúa aquí: el pasado es el que es, y no debemos cambiarlo (metaforicamente hablando en la vida real, claro). A propósito, quiero remarcar la dirección de este capítulo, magistral, y que sin ella hubiese perdido mucho (Pacino cruzando una puerta y por el otro pasillo saliendo, las dos Carolinas, las mismas escenas en torno a la última misión...) aunque yo con estas cosas siempre me pregunto: ¿Rodaran eso de nuevo o tirarán de archivo?


Tal vez lo que menos me ha gusado es la premisa con la que se vendía, que iba a cambiar la serie, que sería asombroso, etcétera, para acabar, finalmente, en su punto de partida. Todos siguen vivos, sigue bien, ¿pero como seguirá Lola? Es lo que más suspense me ha generado esta temporada. Veámos como sale de ahí y si, por algún casual, Díaz Bueno realmente no ha muerto. Sería una pena que mataran a su personaje de la forma en la que lo han hecho, tan abruptamente. En fin, solo el tiempo lo dirá.

Atte: Pibón del Barroco

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