Es difícil de explicar todo lo que esta serie ha significado para mí, pero facilmente puedo resumirlo en que ha sido de las cosas que más han influido en mi vida. Tal vez sin El Ministerio del Tiempo yo sería alguien muy diferente, para bien o para mal, pero eso no lo sabremos nunca. De lo que si podemos estar seguros es de que el final de esta cuarta temporada significa el final de algo: ya sea de la serie (cosa que dudo) o de una etapa de la misma, algo que me invita a soñar con una nueva temporada, pero cambiando bastantes cosas, como se deja entrever en el último episodio, titulado, acertadamente, "Días de futuro pasado".
El capítulo abre con una revelación: un niño es hallado muerto en las proximidades de el ministerio, y Salvador Martí confiesa a una incrédula inspectora de policia (interpretada con soltura por Marta Milans) el porqué del crimen. Ahora, nos introducimos en un relato iniciado seis meses atrás, tras el rapto de Julián en 2012. Tras dos órdenes de desaparición, una en la actualidad como agente del ministerio y otra en 2012 por orden de su esposa a la que logró salvar del fatal accidente Julián regresa al 2020 para contarles a todos lo que ha ocurrido: fue llevado al año 2070 por orden de la mismísima Lola Mendieta (aquí interpretada por Fiorella Faltoyano, lo que supone un error de continuidad a mi parecer) que se halla sorprendentemente mayor para haberse tomado el fluido garcía y llegado al 2065 y esperar cinco años. En el futuro ella le explica a Julián que conoció a un hombre, Juan Salcedo, que se apoderó del anacronópete y creó una sociedad totalitarista (lo de fascista no me parece acertado) en la que se vive del pasado, robando alimentos, agua o niños de otras épocas, pero también se viaja al futuro, para adelantarse a los acontecimientos venideros tales como revueltas o guerras. Esta sociedad incluye también numerosos y agradables guiños a productos actuale (Cuéntame, Saber y Ganar, Terminator, Bertín Osborne...). En resumen, este futuro distópico supone una verdadera delicia para los espectadores, perfectamente elaborado e hilado: pero, ¿no se podía viajar más allá del año actual, no? En principio no, pero esta duda es solventada con el anacronópete: en un mundo con máquinas que te dejan en el lugar y momento exacto, las puertas son inútiles, y aunque siguen existiendo, se destinan a tareas menores. Así, tras esta revelación, el Ministerio del Tiempo actual se pone en marcha para encontrar al más lejano antepasado posible de Juan Salcedo que, si no lo recordaís, fue el amigo pelirrojo Dani Pérez Prada que apareció como el falso gestor en el episodio seis. A propósito, en el relato del futuro dan una teoría que me ha gustado bastante: ese futuro es producto de todos los pequeños cambios que han tenido que hacer en la historia para que, paradojicamente, esta no cambie. Una buena visión de nuestro tiempo...
Ahora, en una secuencia del más puro cine de ciencia ficción, los intocables de Salvador Martí (ahora se entenderá) viajan a 1890 para raptar a un antepasado de Juan Salcedo. Tras un tiroteo con las "amables monjas" que custodiaban al bebé (y tras protagonizar un buen homenaje a "Los intocables de Elliot Ness" que a su vez homenajeó al "Acorazado Potempkin") los agentes vuelven ilesos al 2020, con el bebé en sus manos, que se lo ceden a Salvador. Ahora llega una de las escenas más intensas de la serie, resuelta de forma magistral: hiela la sangre ver a un Jaime Blanch atormentado por el crimen que ha de cometer, intentando sobrellevarlo con alcohol y bajo el terrible llanto de la criatura. Con unos planos que podría haber rodado perfectamente Terry Gilliam, Salvador se pone a ello... Por suerte, el crimen es detenido por la inspectora de policía, que llega del futuro para evitar la muerte de la criatura, con la ayuda del mismo Ernesto.
Aunque el crimen es evitado aún quedan cuentas pendientes. Para enterarnos de ellas retomamos al noviembre de 2020, cuando inicia la historia. Ahora no hay bebé muerto, pero si un Salvador cansado, dimitiendo de la entidad y cediéndole el puesto merecidamente a Ernesto (en este blog somos pro-Ernesto y cuenta fan número 1 a Juan Gea). Así mismo, deja una carta, agradeciendo y recordando a todos los personajes por su entrega y sacrificio, así nos enteramos del destino de todos: Irene ha abierto un departamento para la memoria de mujeres olvidadas en el ministerio, Angustias tal vez gane la lotería (¡la pensión la da para muy poco!), Alonso y su familia se marchan a La Haya, dóne Elena ha encontrado trabajo; Carolina a aceptado el bebé antepasado de Salcedo (cambiando así la historia, claro) para cuidarlo, y finalmente, Julián ha logrado salvar a Maite, traerla al presente y ambos esperan un hijo. Por fin Julián, por fin. Pero lo más importante: Pacino.
En uno de los momentos más emocionantes de la temporada (y de la serie) vemos a un hombre de espaldas, armando un artilugio dentro de un maletín. A continuación, aparece un coche en un campo de cultivo: un anacronópete se para ante él y baja Lola. Y el hombre del coche era, nada más y nada menos que un Pacino envejecido, en 2065, que por fin, tras 45 años puede reencontrarse con Lola. El porqué se encuentran allí o porqué Lola con el anacronópete no viaja al 2020 y rejuvenece no importa (a ver, importa pero mejor no pensar en ello), lo importante es que Pacino coloca una bomba en la máquina y ambos se marchan para vivir juntos todo lo que puedan. A lo lejos la máquina explota y un fragmento de esta se choca con la cámara, dando pie a los crédito (que por alguna razón TVE cortó antes de tiempo). Así concluye la temporada. Una temporada que cierra con un futuro feliz para todos sus protagonistas, pero cosiendo por completo las heridas de estos, lo que nos da a entender un final: ¿de la serie? No lo parece, tras los buenos datos de la temporada, ¿de una etapa? Eso probablemente. Veo una nueva temporada sin muchos personajes, como Salvador, Alonso o Lola, pero brindandonos algunos que no han tenido demasiado desarrollo en esta, como Carolina, una delicia de personaje que ha contado con las apariciones exactas para dejarnos con la miel en los labios.
En conclusión: esta temporada cuatro cierra, cierra algo que en un futuro sabremos. Ha sido una temporada bastante redonda, con un desarrollo muy intenso de los personajes, y un buen equilibrio entre ellos y la historia: nos reencontramos con viejos personajes que no tuvieron tanta relevancia en la temporada 3, como Amelia o Velázquez, pero además personajes históricos como Lorca, Franco, Picasso o Felipe II, que marcaron la serie, vuelven a aparecer. También nuevas historias, que unen pasado y presente, ya sea de carácter emocional como el sensacional episodio de Emilio Herrera o el desternillante reallity de Fernando VII. Ha gozado de ciencia ficción de la mejor y más pura, así como de comedia y acción. Una temporada muy equilibrada en todos los sentidos, y que cierra de una manera sensible y bien intencionada. Tal vez, en mi opinión, la reste nota las paradojas y las incógnitas del último capítulo, pero joder, lo admito, lloré con la escena final. Y pocos productos audiovisuales me han hecho llorar. De hecho mis ojos se humedecen recordando la escena (tal vez porque tengo de fondo a Andy Williams cantando el tema de Love Story) y el sabor agridulce que me ha dejado lo recordaré como uno de los puntos altos de la serie. Con todo, no quisiera extenderme más, y cómo tampoco quiero acabar de forma melodramática, adjunto mi Top 8 de los episodios de la temporada, aunque vamos, todos podrían ser el número 1:
1
4x03: BLOODY MARY HOUR
2
4x05: DESHACIENDO EL TIEMPO
3
4x07: PRETÉRITO IMPERFECTO
4
4x6: EL TIEMPO VUELTA
5
4x08: DÍAS DEL FUTURO PASADO
6
4x01: PERDIDO EN EL TIEMPO
7
4x02: EL LABERINTO DEL TIEMPO
8
4x04: LA MEMORIA DEL TIEMPO
Ha merecido la pena.
Atte: Pibón del Barroco