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martes, 28 de julio de 2020

TRUE DETECTIVE I: Nada sorprendente en un soberbio drama


"True Detective I" suele encabezar (o forma parte de) las numerosas listas de las mejores series de la historia, lo cuál resulta un prodigio pues hablamos de una miniserie de ocho episodios que compite directamente con obras como "Game of Thrones", "The wire" o "Breaking Bad", obras que ya han trascendido la pantalla. Y digo "True Detective I" porque tengo entendido que sus secuelas dejan bastante que desear. La verdad es que no lo sé, pues si estoy hablando de la miniserie uno es debido a que solo he visto esta (de momento) y aún no he tenido tiempo de empezar sus secuelas, pero no es algo que ahora mismo me quite el sueño. Prefiero centrarme ahora en digerir y procesar lo que he visto en este excelente drama protagonizado por McConaughey y Harrelson, pero, sin embargo, carece de algo extraordinario que a mi parecer la puedan catapultar al olimpo de mis series favoritas.


"True Detective" es una de esas series de las que todo el mundo habló en su momento y habla cada vez que se estrena una nueva temporada. No es para menos, pues aunque a mí no me parezca sobresaliente comprendo los motivos que tienen algunos para tildarla así, y cualquiera que la vea apreciará el trabajo que hay en ella (y podrá darse cuenta de que no es un producto corriente). A propósito, "True Detective" no es un producto corriente: aunque contiene todos los elementos propios del género sabe llevarlos bien, conducirlos de forma eficaz y crear una historia que los explota hasta alcanzar lo brillante. Pero a su vez, carece de sorpresa, chispa o gancho alguno que permitan al espectador hablar de esta serie como algo único, y no nombrarla como otro producto heredero de "Seven (1995)" o "The silence of the lambs (1991)". He ahí mi idea de producto no corriente. Pero antes de meternos en materia, hablemos de que va esta vaina:


"True Detective" cuenta, a enormes rasgos, la historia de dos policía opuestos (recurso ya sobreexplotado) que investigan un asesinato en Louisiana, y tirando tirando dan con crímenes similares hasta desenmascarar una red completa de asesinatos religiosos y con tintes de pedofilia. Parece sorprendente pero realmente no lo es. La trama de un complot de las altas esferas, abusos a niños y ritos satánicos aunque no es lo más habitual en el cine criminal no deja de ser un recurso usado. Aún así, todo eso no es más que el primer vistazo a una serie que habla de algo más: habla del ser humano. De porqué somos como somos, de porqué necesitamos la religión o la familia para no desmoronarnos (o para caer aún más bajo), de la venganza, el reflejo de nuestra vida en lo que acontece a nuestro alrededor... "True Detective" en ese sentido es un portentoso drama con una filosofía muy clara que no será apto para todos. Si bien la investigación se come la mayor parte de la pantalla, la serie se mantiene por esas cuestiones y entablar la ya muy vista relación de policías opuestos en todo su esplendor, llevándola al límite y hablando de lo que nadie se atreve a hablar. En cuánto a eso tenemos un producto excelente. Tal vez se cocine muy lento (los tres primeros episodios son cartas blancas en cuánto a la trama formal de la serie), pero es lo necesario para dotar a sus protagonistas de sentido en este viaje, en el que intentarán descubrirse a sí mismos y entender porque actúan como actúan, tanto fuera como dentro de su trabajo.


Obviamente todo esto se derrumbaría si los protagonistas no estuviesen a la altura de McConaughey y Harrelson, que saben exprimir al 100% a sus personajes y conformar un tándem perfecto. El resto de actores también aportan gran verosimilitud a la serie, pero nada destacable a las actuaciones de los protagonistas. A propósito, la serie carece de un único villano tal cuál, ya que se mueve en toda una red de complots y enemigos, por lo que en ese sentido resulta difícil determinar qué o quién es el verdadero enemigo de nuestros protagonistas (si obviamos el "ellos mismos"). Tal vez, en el asunto criminal, la gracia esté en que sea tan grande, tan difícil de controlar: se enfrentan a un enemigo encubierto por el sistema, algo tan inmenso como aterrador qué, por supuesto, no esclarecen al final.
La cuestión es que (y ahora vienen spoilers) aparte de carecer de gracia o sorpresa, la serie no concluye bien con el crimen iniciado. Se pierde demasiado en nombres, lugares y fechas y resulta casi imposible seguir el ritmo de pistas que los protagonistas inician. Algunos episodios me quedaba en blanco por la acumulación  de datos y preguntas que tenía que, por supuesto, no se cierran al final de la serie. Si bien puede ser una táctica, también puede ser una frustración para el espectador y un signo de que el guión claramente es débil y se pierde continuamente. Al final solo me quedó claro que el malo que quedaba vivo era el hijo de un pariente de una familia importante que hacía ritos esclavistas, o algo así. No sé. No lo entendí bien: ¿acaso no sabían que los de asuntos internos les tendían una trampa?
Así como tampoco entiendo como el personaje de McConaughey le da por reabrir el caso en 2002: ¿por lo que le dice un colgado que se suicida? ¿cómo da con la historia de ese hombre? O me he perdido algo, o está todo metido con pies juntillas o muy subliminal. Tal vez tenga que volver a verla porque de verdad, hay muchos detalles que se me escapan.
Es destacable decir que la historia se narra de forma muy "tarantinesca", ya que no es hasta el penúltimo capítulo cuando se narra linealmente, si no que ambos detectives son entrevistados por otros dos sobre el crimen con el que inician la serie, por lo que si sabemos del pasado es mediante flashbacks de los recuerdos de los protagonistas (tanto los detectives como otros personajes): de por sí el primer capítulo es una sucesión de flashbacks entremezclados, pero esta estructura finaliza ahí, ya que en varios capítulos más se narra solo con flashbacks sin necesidad de mezclarlos. Es un recurso muy inteligente y muy bien jugado, aportando verosimilitud a la serie y dándole muchísima más dignidad al guión.


La serie llega a su final cuando los detectives logran encontrar al hombre que han descrito todas las víctimas de los rituales o personas relacionadas: un monstruo obeso con cicatrices en la cara. En el climax, los detectives llegan a una casucha sureña y le persiguen por una red de túneles y cavidades, y le venzen en un forcejeo en el que resultan notablemente heridos nuestros protagonistas (el malo muere, eso sí). Tras ello, nuestros héroes aparecen en el hospital, dónde parecen reconciliarse entre ellos y con su pasado. Muchos criticaron este final de anticlimático pero en mi opinión logra todo lo que se proponía al inicio: dotar de un final justo (que no feliz, aunque lo sea) a sus protagonistas. Iugal de válido hubiese sido que muriesen ambos en el forcejeo, pero de esta forma por lo menos les vemos en una de las escenas más íntimas de la serie, en la que McConaughey brilla al hablar de lo que creyó ver en el forcejeo.


Finalmente destacar la atrevida dirección (el plano secuencia del episodio cuatro es es-pec-ta-cu-lar), la buena fotografía, a la que acompaña un diseño de producción escalofriante. En el sentido técnico la serie es magistral, y eso la sube un poco la nota: todo crea una atmósfera increíble, axfisiante y macabra. Mención aparte a la banda sonora y los créditos inciales, de lo mejor que he visto nunca.
Pero vayamos concluyendo: "True Detective" no es un mala serie en absoluto. Es muy buena. Lamentablemente creo que se podría haber centrado más y ceder un poco a los espectadores: esclarecer un poco la trama criminal y hacer los primeros capítulos más ligeros (lo más pesado debería ir siempre al final en cuánto a las series). Para mí es una serie notable, que maneja excelentemente el drama pero no tanto el crimen, que se eleva con sus actuaciones principales y su acertada dirección. Tal vez ese sea el problema de sus secuelas: la falta de gracia de sus protagonistas y no tener a Cary Joji Fukunaga dirigiendo. Habrá que verlas para juzgarlas, pero de momento a reflexionar esta.

Atte: Pibón del Barroco.

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