Cuando se habla de Indiana Jones se habla de acción, aventuras, humor, reliquias, fieles compañeros y terribles villanos. Se habla de una de las sagas cinematográficas por excelencia y se habla de tres obras maestras y una menor. Una menor que suele encabezar (es decir, llevarse el último puesto) en todos los "tops" de las películas de Indiana Jones. Hablamos efectivamente de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, la última (hasta ahora) de las aventuras protagonizadas por Harrison Ford enfundado en cuero. Una película que aunque la crítica alabó (Carlos Boyero la puso de obra maestra, sí, el mismo que tilda a "El bueno, el feo y el malo" de celebérrima estupidez) la audiencia puso en el punto de mira y fue a por ella a cuchillo. Pero, ¿acaso merece tanto odio? ¿No debe tener un punto intermedio? La respuesta es no y sí, respectivamente.
Situémonos un poco: habían pasado casi veinte años entre la tercera parte (Esa protagonizada magistralmente por el tándem Ford-Connery) y esta cuarta, por lo cúal el cambio era evidente. Yo siempre pienso que a la hora de continuar una saga que lleva años en la recámara hay que darla cierto giro, para que no caiga en la auto-parodia. Es el caso de la última trilogía de Star Wars, que no aporta nada nuevo. En cambio Indiana Jones 4 (llamemosla así para abreviar) sí que introduce nuevos conceptos, que permitirían desarrollar aún más el personaje, sus filias y fobias y su relación con los demás. Sin embargo no lo hace. ¿Porqué?
Empecemos por lo obvio: el guión. En esta ocasión la trama arqueológica sigue la idea de un reino sudamericano en el que influyeron los extraterrestres. De dos creadores como Lucas y Spielberg, algo obsesionados con los seres de otros planetas, resultaba evidente que algún día darían a ese palo en la saga de Jones. Y realmente la idea es muy buena: se fantasea con la existencia de alienígenas y que pudieron influir en nuestro mundo, en las antiguas civilizaciones. Y al que venga ahora a decirme que eso es absurdo y un sin sentido le pregunto: ¿acaso un arca de oro puede calcinar nazis en cuestión de segundos? ¿una secta con miles de niños esclavizados en la India y nadie lo sabía? ¿el Santo Grial? ¿SALVAR A SEAN CONNERY CON EL SANTO GRIAL? Si todos esos argumentos no son, como mínimo, impensables, este tampoco. La trama se sustenta, es coherente y se sigue bien, a pesar de anacronismos e inexactitudes históricas que ya son un tópico en la saga, inevitablemente. Pero el problema del guión no reside en esto, si no en cómo se conecta con los personajes.
Veamos, anteriormente todas las reliquias que el Dr. Jones buscaba servían como un "McGuffin" para avanzar la trama, para conectar al personaje de Ford con otros personajes y hacerle evolucionar: en el Arca Perdida le vimos reencontrandose un amor de juventud; en el Templo Maldito su lado más humano ayudando a salvar no solo reliquias si no a todo un poblado, y en la última Cruzada retomando sus fobias de juventud y sus problemas familiares. Sin embargo, en esta cuarta parte el problema reside en que la trama arquológica es... demasiado eso. Demasiada trama. Se centran mucho en ello y los conflictos que aparecen durante toda la cinta como la paternidad de Jones o su reencuentro con el personaje de Allen se tocan con pinceladas breves y fugaces, con chistes algo forzados (ahora mismo recuerdo el de la serpiente). Lo que podría ser una ocasión magistral para hacer que el Dr. Jones conectase con su pasado, presente y futuro se desaprovecha centrándose demasiado en la trama de la película, lo que nos lleva a redirigirla como un producto de serie B en lo que se refiere a su historia.
Este problema se acentúa con lo que a mi me parece lo peor de la película: el reparto. Para empezar, Harrison Ford está descuidado, agotado y mayor, lo que impide darle credibilidad a la cinta. Le acompañan Shia LaBeouf en uno de sus peores papeles (si acaso alguna vez tuvo alguno bueno) como niñato repelente y con gomina. Karen Allen muy desaprovechada, con una actuación que bebe demasiado de la originak y cayendo en la autoparodia. Y luego está John Hurt, un actorazo de los pies a la cabeza en un papel que dándoselo a un secundario hubiera brillado más. Pero no hay mayor fallo en el reparto de esta película que Cate Blanchett, posiblemente la villana más esteriotipada y forzada de la saga
Yo siempre creo que los villanos deben parecer lo más normales posibles para infundir el mayor miedo concebible: tanto en la primera como tercera entrega teníamos arqueólogos que se pasaban al lado de los nazis, y en la segunda parte todo un palacio de la India con majarajá incluido formaban parte de un culto pagano. Aquí, el villano que encarna Blanchett cae, como muchas cosas en la película, en la parodia y la burla: ya se presenta con extremada sobreactuación y con atributos rebuscados e indiferentes, como poseer una espada, o mejor dicho, varias. Los soviéticos que la acompañan tampoco resultan tan temibles, pues recuerdan vagamente a los nazis solo que sin inspirar ni la mitad del miedo que estos. Tal vez ahondando más en ellos podrían haberse configurado mejor.
Como último aspecto negativo me gustaría recordar la gran carga de VFX que tiene esta película, que te obliga a cerrar los ojos. La imagen está sumamente retocada, mientras que numerosas escenas son vulgarmente insultadas con un exceso de VFX. Otras son completamente gratuitas, como la de Shia LaBeouf a lo tarzán en la selva o el vehículo supersónico del Área 51. Realmente, con algunos trucos de dobles y una mínima pizca de VFX podría haberse logrado un resultado mucho mejor, de carácter más artesanal y cercano a sus predecesoras, cuando los efectos eran mínimos.
Sin embargo, como he adelantado, la película contiene cosas buenas: a su manera y como producto de serie B funciona muy bien, con escenas que funcionan como pequeñas máquinas de escalofríos y emoción (la escena de las hormigas, la explosión atómica o la huida de los indígenas). Otras secuelas como "Jurassic Park 3" parten de lo mismo: un guión menor pero intensificar las escenas de acción y riesgo. No es malo ni mucho menos pero eso hace que inevitablemente se tienda a comparar y estas últimas resulten perjudicadas frente a las originales.
Con todo, Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal no es una mala película: carece de la gracia que ahondaba en los guiones de sus predecesoras pero si se la toma como un ejercicio menor supone un verdadero entretenimiento palomitero, que ameniza la sesión con pequeños sustos espasmódicos y alguna coletilla graciosa. Es una parte perfecta para obligar a hacer una quinta que traiga un final más digno y complaciente a la saga del mejor aventurero del cine: el señor HijoputaJhon´s Henry "Indiana" Jones Jr.
Atte: Pibón del Barroco
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