Nunca resulta sencillo comparar sagas cinematográficas o, como hoy toca, series. Principalmente porque tiendes a comparar o establecer nexos entre las temporadas. En muchos puntos, como el desarrollo de personajes o la calidad audio-visual resulta indispensable hacer una comparativa, pero en cuanto a originalidad o trabajo de guión podemos hacer una revisión más independiente. Por eso hoy me apetece traer una crítica de una de mis series favoritas: El Ministerio del Tiempo. Esta serie nacida en 2015 va a dar luz a una cuarta temporada en pocos meses, lo que nos da una excusa para sentarnos en el sofá y revisar de nuevo las tres temporadas que lleva la serie. Con todo, empezamos hoy nuestra primera crítica al MDT: la Primera Temporada.
Es innegable que todos los espectadores que hemos crecido a la par de la serie y la tenemos entre nuestras favoritas no apreciemos los errores y fallas de esta. Así con todas las series y películas, supongo. Cuando estrenaron en TVE el MDT yo era un crío de apenas 12 años que se quedó fascinado con una trama increíble. De hecho recuerdo que me impactó tanto que, escribí una "novela" basada en uno de sus episodios. A su razonamiento queda cuál.
Sin embargo y a pesar de los numerosos fallos que estoy contemplando ahora que la revisiono, es innegable que se trata de una idea sumamente original y sobretodo pionera. Tan original era que hasta los estadounidenses realizaron su propia versión de la serie en burdo plagio llamado "Timeless".
La trama es sencilla y bien introducida por Jaime Blanch en el primer capítulo: España goza de un ministerio secreto con un número indeterminado de puertas que conducen a diversos momentos del pasado. Fuera de la trama quedan muchas preguntas sobre el funcionamiento de las puertas que, si el espectador le da muchas vueltas, pueden crearse numerosas paradojas espacio-temporales, pero la elegancia de como son resueltos los viajes es íncreible: ¿una cabina? ¿un coche? ¿Una enorme máquina? No. Simplemente puertas. Sencillo, original y eficaz.
Supongo que, a la hora de escribir las tramas que conformarían los capítulos de la primera temporada, los guionistas intentarían buscar los hechos más llamativos o conocidos de nuestra historia para primero, aprovechar la libertad creativa que se les dió y segundo, para llamar a las audiencias. En las temporadas siguientes se tocarían temas mucho más libres y originales, una vez conseguida la confianza de los televidentes.
Así pues las tramas en esta temporada abarcan los temas más conocidos sobre la historia de España: la Guerra de la Independencia, Franco y Hitler, la Armada Invencible, escritores como Lope de Vega, Lorca u escritos como el Lazarillo, el Guernica, la Inquisición, etc. Es sin duda la temporada con las tramas más sencillas y sus resoluciones menos originales. Es lógico, el producto era arriesgado y no querían arriesgar más. Como sea, las tramas funcionan bien y acercan al espectador a un pasado que conocen pero que hasta ahora no se había imaginado. Por supuesto que queda sitio para incluir verdaderas originalidades en estas tramas, como el "día de la marmota medieval", ver a Picasso y Velázquez bebiendo juntos o una trama vengativa desarrollada en dos capítulos.
Ligado a las tramas y las historias se encuentra un factor clave en esta serie: el desarrollo artístico. A decir verdad, una vez comparadas la primera temporada con sus secuelas, esta deja mucho que desear. Se aprovechan mucho los espacios naturales, al igual que los interiores. Mucho menos las ciudades a excepción de los capítulos desarrollados en una época cercana.
El vestuario, peluquería y maquillaje es bueno, bastante acorde, pero innegable de que mejorará mucho. A destacar los uniformes, tal vez los trajes mejor conseguidos. La peluquería y el maquillaje juegan un papel importante para dar vida a esos personajes históricos que todos conocemos y que da un magnífico resultado.
Por supuesto, los VFX: algunos de ellos de lo más básico posible, que se verán mejorados en (sobretodo la tercera) siguientes temporadas. Tal vez lo más llamativo es la escenografía: abundancia de escenarios como tabernas o dormitorios, muy similares en todas las épocas por sus escasas transformaciones. Podríamos decir que, si no es por los ropajes, la taberna del episodio uno es la misma que en el dos, en el seis e incluso la sala inquisitoria del cuatro.
Entre todos los capítulos de esta temporada, tal vez el más recordado y destacable a este nivel es el número 3, "el de los nazis". Muy eficaz la sensación de un enorme ejército habiendo solo 20 soldados. También un gran trabajo de caracterización para los personajes de Himmler, Franco y Hitler.
En cuanto a tecnicismos audio-visuales, el rodaje es sencillo, con pocos planos a enmarcar pero tampoco demasiados feos. Lo normal en una serie de TVE. El color es algo lúgubre, el montaje efectivo, y en el ámbito del audio la cosa es estable, hubiendo estado grabada la serie en 5.1.
Tal vez lo más llamativo si tenemos a la serie como un total es la evolución de sus personajes. Resulta curioso porque estos evolucionan a la par que se acostumbran a la vida del siglo XXI.
Por ejemplo, Amelia resulta un personaje bastante inmaduro en la primera temporada, tal vez hasta repelente, pero, con los golpes que le van a dar las dos siguientes entregas, el personaje toma más iniciativa y madurez. Alonso va dejando atrás prejuicios e intenta adaptarse a las comodidas de la vida de este siglo, lo que realza el juego cómico que puede dar el personaje. Tal vez Julián evoluciona menos: en apariencia parece que el Ministerio le ayuda a dejar atrás el pasado, pero nada más lejos de la realidad. Veamos como lleva el tema de su mujer en la nueva temporada.
Los altos cargos también sufren variaciones: Salvador y Ernesto se suavizan con las temporadas, mostrandose más duros e injustos en esta primera tanda. El objetivo es que el espectador tome posición en el conflicto ministerio-vidas que se desarrolla en los últimos capítulos, invitando a situarnos del lado de la patrulla o de los directivos.
Tal vez el personaje más interesante de todos es Irene: un personaje bien perfilado, con una buena historia detrás y un abanico de opciones en el futuro. Su traición al final de la temporada también invita al espectador a reflexionar sobre dicho personaje y sus motivaciones para hacer lo que hace. En los siguientes capítulos tomará un rumbo más insensato ante la creencia de hacer lo correcto.
Y las actuaciones son buenas en general; tal vez sobreactuadas, pero buenas. Mejorarán con el timpo y habrá cambios de roles interesantes, así como personajes nuevos y la marcha de otros.
En conclusión, la primera temporada, una vez revisionada y comparda, goza de muchos fallos, pero es innegable que tuvo un impacto increíble: su originalidad, temas y soltura a la hora de resorverlos (tanto tecnica como ficticiamente hablando) permitió dar a la serie otras tres oportunidades más, una de ellas en camino. Es sin duda la temporada que menos me gusta, por motivos ya expuestos, pero no cabe duda que es un antes y un después en la televisión española.
A.t.t.e: Pibón del Barroco
A
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