ÓSCARS 2022:
Un vistazo a las "diez mejores películas".
¡Atiza! ¡Casi un año sin escribir nada por aquí! Bueno, en realidad uso esto cuando tengo algo que decir que vaya más allá de la extensión de un tweet o estado de whatsapp, y hoy es el día; ¿saben ustedes por qué? Porque resulta que hoy por fin he cumplido un absurdo y pueril cometido: ver todas las películas nominadas al Óscar antes de la ceremonia (entiéndase, las nominadas este año, que no son pocas, nada más y nada menos que diez), como un "verdadero" crítico de cine o, en su versión aprofesional, un pedante cinéfilo salido de la escuela Filmaffinity.
Y es que un servidor ahora, por cuestiones de la vida (véase acceso a películas de streaming, pirateo independencia, tiempo libre, aburrimiento y soledad), ha logrado la hazaña de ver todas las supuestas mejores películas del año que, por ese supuesto de ser las mejores, han llegado a ser nominadas al premio tocho de ese noble arte llamado cine. Y a decir verdad... Joder, ya podría haber hecho esto mismo en 2019. O en 2014. O en algún otro año de calidad. Quiero decir, no estamos ante malas películas pero, sinceramente, para ser las mejores del año yo hubiese rebajado ese categórico nombramiento a solo dos de las nominadas y hubiese incluido a otras muchas que sin ser obras maestras están muy por delante de la mayor parte de las presentes (véanse La Casa Gucci, La crónica francesa, El buen patrón, Fue la mano de Dios...). Y sé que a continuación, cuando desgrane ligeramente cada una de las nominadas (sin spoilers, no preocuparse), me toparé con opiniones impopulares, pero también sé que todos podemos estar de acuerdo en que es una sarta de nominaciones a telefilms, banales intentos de taquillazos profundos y muy, pero que muy, poca originalidad. Pero muy poca. Ah, y me libraré de hacer un top en esta ocasión porque aún no las he procesado lo suficiente como para determinar cual me gusta menos (aunque se que par me gusta más), así que ahí les sirvo las reflexiones de un modo bastante random:
EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS:
Empezamos fuerte. Se trata de la última película que he visto de las nominadas, precisamente hace un rato, por lo que aún no la he procesado lo suficiente. Lo cierto es que le tengo bastante tirria a del Toro desde siempre, y más aún desde que su engendro humanoide-pez ganó a algunas de las mejores películas del siglo allá por los Óscars de 2018. No me malinterpreten, tiene películas bastante decentes, pero ni aquella ni esta lo son. Y es que, para empezar, del Toro realiza un remake de un clásico de Tyron Power, lo que evidentemente suscita a comparaciones, y eso nunca es bueno. Pero ya no solo hace un remake sino que lo hace más innecesariamente largo, segmentando la película en dos partes diferenciables mediante el siempre mal-empleado uso de la elipsis (si pasan dos años en una película entre la primera y segunda hora de esta, lo que viene a continuación no es muy interesante). Por citar cosas positivas, tiene una ambientación y puesta en escena bastante creíbles, y una solidez actoral muy lograda, algo notable en una película que no sabe muy bien que quiere contar hasta los últimos cinco minutos y que desaprovecha en gran medida esa solidez actoral en varios de sus protagonistas, véanse a William Dafoe, Toni Collete y, sobretodo, Cate Blanchett, que se pasa toda la película en la misma habitación entre idas y venidas de un Bradley Cooper bastante simpaticón.
DUNE:
Star Wars si consideras que esta no es lo suficientemente inteligente para ti. Acepto que el señor Villenueve me quiera vender Dune por partes como unos fascículos de Planeta DeAgostini (nunca mejor dicho), pero se hacen pesados si cada uno tiene que durar, como poco, 160 minutos. Todo muy bonito y muy trabajado en una película donde te desenganchas poco a poco (y eso que el principio resulta bastante convincente) y que, a media hora de que esta acabe, ya estás todo lo incómodo posible en tu butaca. Y no es que sea mala, es que acaba queriendo abarcar más de lo que debería. Al menos sirve para consolidar a Timothée Chalamet como actor dramático.
WEST SIDE STORY:
NO MIRES ARRIBA:
Con el permiso de Spider-man: No way home esta bien puede ser la película del año. McKay ha sido astuto y ha sabido estrenar un polémico film en un momento polémico del siglo XXI: pandemia, protestas a nivel mundial, régimen de lo políticamente correcto... La obra coral en la que sobran la mitad de sus intérpretes ha absorbido como una esponja todas las heces humanas que se llevan años amontonando en las redes sociales y las ha escupido con muy poco tacto y escasa credibilidad (¿DiCaprio casado con una mujer de su edad?), pero de una forma curiosa y, al menos, entretenida. En sí, creo que es una película lo suficientemente polémica como para reflexionar un mínimo y merecer entrar a pies juntillas en esta edición de los Óscars. Y aunque a algunos no les hizo ni pizca de gracia, yo me reí lo suficiente como para considerarla una comedia.
DRIVE MY CAR:
EL PODER DEL PERRO:
LICORICE PIZZA:
CODA:
No es en absoluto mala, pero como muchas de las películas de esta lista se queda muy lejos de lo que uno podría esperarse en las nominaciones a los Óscars. En una película complaciente, cercana y emotiva, innecesaria también (es un remake de una película del 2012...), pero que sabe moverse bien en su terreno. Un melodrama sólido, con unas interpretaciones francamente buenas y tiernas (no me sorprendería para nada el Óscar a Troy Kutsur, y eso sí sería inclusión), que son el principal sustento de la película. A excepción de alguna escena muy curiosa (aunque desconozco si beben directamente del film original) es un trabajo sencillo y escasamente trascendente, pero que puede solucionar un plan de sábado noche.
BELFAST:
Vale, lo confieso, me cae muy bien Kenneth Branagh, por lo que me vi muy predispuesto al ir a ver su melodrama autobiográfico. Pero que quieren que les diga, realmente es la que más me ha convencido hasta el momento de llevarse el Óscar a casa: un guión dentro de los cánones clásicos pero que trata con lujo tanto el drama como la comedia, con unas interpretaciones soberbias (atención Balfe y Dornan), una preciosa puesta en escena, una fotografía pulida y una banda sonora embriagadora. No inventa nada nuevo, pero lo que ofrece lo eleva a la enésima potencia. Y, joder, lo que más me emociona: ¡No dura dos horas y media! Por fin una historia contada en un tiempo decente que sabe que más no implica mejor. Definitivamente mi apuesta para el Óscar 2022. Aguante Kenneth Branagh, te quiero mucho.
EL MÉTODO WILLIAMS:
A los de la Academia se les ha colado un telefilm.
Atte: Pibón del Barroco.
Un cordial saludo.