Cada vez queda menos para que se estrene la cuarta temporada del MdT, y como prometí, continuo con las críticas a las respectivas tres anteriores temporadas. Es ahora el turno de la temporada dos, una temporada muy variada, original y con muchas mejoras técnicas y visuales, pero en la que ya se intuyen algunos de los problemas que acompañaran en adelante a la serie.
Para empezar (y empezamos fuerte) Rodolfo Sancho, el protagonista de la ficción, por problemas de agenda no podía estar presente los 13 capítulos que conformarían esta segunda ronda, sí, aumentada en cinco con respecto a la anterior. Para solventar el problema los guionistas decidieron incluir un nuevo personaje: Pacino, un polícia de los años 80 que llega al Ministerio siguiendo a un asesino intertemporal. Con una gran premisa para el personaje, Pacino acabó conquistando los corazones de la audiencia y ya no se echaba de menos a Julián. Que ambos personajes compartan vocabulario y personalidad, pero sin el peso melodramático de Julián, ayudó mucho. Además se resolvía en parte la situación de tensión sexual-no resuelta entre Amelia y Julián. Y si encima lo interpreta Hugo Silva, ¿que más pedir?
A Pacino se sumaron los personajes de Elena (Susana Córdoba), la mayor intervención de Susana Torres (Mar Saura) y una serie de otros personajes secundarios que enriquecieron a los protagonistas, aportandonos una visión de ellos mucho más amplia y de puertas a dentro (y nunca mejor dicho). Ejemplo es la vida de Alonso en el Siglo XXI o la trama del hijo perdido de Ernesto.
Por ende, caben destacar todas las interpretaciones de la temporada, que se hallan in crescendo.
Pero que sí, que todo eso está muy bien, pero nosotros queremos ver viajes en el tiempo. Y esta segunda temporada no solo amplia los horizontes y los clásicos siglos XIX y Siglo del Oro, también aparecen nuevos capítulos que no implican viajes en el tiempo con historias 100% fieles a la historia (valga la redundancia) si no que aportan un plus de originalidad muy innovador. Me refiero a capítulos como "Un virus de otro tiempo", en el que el Ministerio entra en cuarentena por un brote de Gripe Española, o "Hasta que el tiempo nos separe", en el que unos caballeros medievales irrumpen una boda entre agentes del Ministerio. Y no solo eso, también capítulos que incluyen personajes históricos pero con un punto de vista extremadamente novedoso, como los viajes en el tiempo de la Vampira del Raval, revelada como la criada de Amelia, o el intento de Felipe II de dominar el mundo, aunque de ese hablaremos luego... Eso sin citar la doble aventura de Julián en Filipinas, el Iker Jiménez argentino o los dos Cid.
Claro que las innovaciones pueden costar caro, y en esta temporada se rompen bastantes reglas del espacio-tiempo. No dudamos de que hacer una serie como esta sea extremadamente difícil a la hora de concordar las posibilidades que ofrecen los viajes temporales en tantos capítulos pero la muerte de la abadesa de Tordesillas, la existencia de dos manuscritos de El Quijote o el viaje de Lombardi concluyen en paradojas que entorpecen el visionado de la serie.
En el aspecto visual destaca la variedad de escenarios y vestuarios que abordan la temporada: desde la corte borbónica de principios del siglo XVIII hasta los años veinte en Nueva York, sin olvidar la Valencia del Cantar del Mio Cid. Un trabajo impresionante, mucho más variado que en la anterior temporada y que ofrece al espectador una visión más amplia de las posibilidades que ofrece la serie.
Sigue siendo una serie oscura y con un audio mediocre, pero el trabajo de maquillaje y el uso de las luces y sombras en muchas escenas les restan importancia.
También hay una notable mejora en la dirección, que juega con el aumento de recursos, vease la huida de los prisioneros de Tordesillas o el duelo de Alonso contra Fadrique. Así mismo, hay una mejora en los efectos visuales que se demuestra en escenas como el viaje al futuro de Cervantes. En conclusión, una mejora importante en todos los sentidos.
Eso sí, la serie no se exentó de problemas: el principal, a parte del "hasta pronto" de Julián, fue la división sin previo aviso de la temporada en dos, que dejó en vilo a los espectadores: entre el segundo capítulo de "Tiempo de Valientes" y "Óleo sobre tiempo" pasaron tres semanas, lo que hizo bajar la audiencia un 3%, que no se recuperó en toda la temporada. La mala estrategia de TVE o su necia gestión acompañaría al MdT también en su siguiente temporada.
Y mención aparte ahora para el último capítulo de la temporada: "Cambio de Tiempo", considerado por muchos (entre los que me incluyo) como el mejor capítulo de la serie. La idea tan original de que hubiera sucedido si la Armada Invencible hubiera ganado y más aún, si Felipe II descubriera los viajes al futuro, compuso un capítulo impresionante, con temas muy actuales y una fuerte crítica.
Hay que verlo para entenderlo.
En conclusión, una temporada excelente, mejor que su predecesora. Lamentablemente, el vacio en algunas tramas dadas sus paradojas y las bajas audiencias a partír del capítulo 9 hicieron reeplantear a TVE la continuidad de la serie...
...pero continuó.
Atte: Pibón del Barroco